domingo, 24 de marzo de 2013

Las sales de cobre o caldo Bordelés

Las sales de cobre o caldo Bordelés ha venido siendo utilizado, hasta hoy en día, como fungicida por muchísimos agricultores gracias a su efectividad. 


¿Cómo se inventó el primer fungicida de la historia?
En 1882, Millardet, un profesor de Botánica en Burdeos, observó una respuesta inusual en algunas viñas. La finca estaba muy afectada por el mildiu y la mayoría de las viñas habían perdido sus hojas; sin embargo, había un par de filas junto al camino que las mantenía intactas.
Observó que las hojas estaban cubiertas por una sustancia azul y pudo averiguar que la sustancia en cuestión era "verdigris", un compuesto cúprico aplicado a las viñas de mayor accesibilidad como elemento disuasorio para los ladrones.
La mezcla fungicida desarrollada recibió el nombre de "Bouillie Bordelaise" (caldo bordelés), que sigue utilizándose en la actualidad. Surgió así el primer fungicida de la historia. Un procedimiento que se hacía hasta no hace muchas décadas por los agricultores en pilas de piedra y consistía en hacer reaccionar el sulfato de cobre en piedra con la cal viva. Hoy día, el caldo bordelés ya viene preparado y listo para usar.

Como funciona el cobre

El cobre en realidad no tiene selectividad. Puede atacar a un hongo o a una bacteria, de ahí su poder también como bactericida. Los fungicidas cúpricos pueden describirse como compuestos insolubles, aunque si actúan como fungicidas y bactericidas es precisamente por liberar pequeñas cantidades de iones de cobre en contacto con el agua.
Los productos cúpricos ejercen su acción fungicida fundamentalmente inhibiendo la germinación de las esporas de los hongos. Esta acción la realizan por contacto y de forma preventiva. En su efecto tóxico perturban numerosos procesos celulares. Por su modo de actuación no se han observado hasta hoy la aparición de resistencias.

Distintos tipos de preparados a base de sales de cobre

Los principales compuestos cúpricos son el caldo bordelés, que es una mezcla de sulfato de cobre y cal viva; el caldo borgoñón, que sustituye la cal viva (hidróxido de calcio) por carbonato sódico; el oxicloruro de cobre (es el más utilizado); el óxido cuproso, el sulfato de cobre y el hidróxido cúprico.
Últimamente también han salido nuevas formulaciones que acomplejan el cobre con moléculas orgánicas como los lignosulfonatos, lecitinatos, gluconatos, pectinatos de cobre y otros tipos de ácidos orgánicos, con pequeñas cantidades de cobre metal, entre el 3 y el 8 %. Utilizadas como correctores de carencias de cobre y una pequeña acción preventiva frente a hongos.

¿En qué plagas o enfermedades resulta más eficaz?

El cobre actúa sobre una amplia gama de hongos endoparásitos, bacterias sensibles, algas azules y verdes.
  • Como fungicida resulta eficaz en tratamientos preventivos sobre distintas alternarias, antracnosis, mildiu, royas, podredumbre gris de las hortícolas, repilo, abolladura o lepra de los melocotoneros, moteado del manzano, monilia, cercosporosis, negrillas, etc.
  • Como bactericida sobre Erwinia carotovora, Clavibacter michiganensis, Pseudomonas, Xhantomonas, Agrobacterium tumefaciens y otras.

Precauciones con las sales de cobre

En condiciones de bajas temperaturas (inferior a 5° C) y elevada humedad, pueden incrementarse los fenómenos de fitotoxicidad en cultivos sensibles. Su aplicación en período vegetativo no es aconsejable en frutales de hueso. En los frutales de pepita las aplicaciones repetidas pueden tener efectos negativos (sobre todo en el manzano Golden).
Los tratamientos a base de cobre en los frutales deberían de hacerse en caída de hoja y hasta los inicios de primavera, evitando el periodo vegetativo. En algunos cultivos sensibles no estaría de más hacer un ensayo previo. En condiciones normales el cobre lo podemos utilizar en hortícolas, vid y parrales de uva de mesa, olivar, cítricos, ornamentales, etc.
Respetad las dosis que marca el fabricante y los plazos de seguridad.
En general los compuestos de cobre son incompatibles con polisulfuros y otros derivados del azufre y con materias activas de reacción muy ácida o muy básica.
En la producción agraria ecológica, la directiva comunitaria que regula este tipo de agricultura ha ido disminuyendo las dosis anuales permitidas, hasta la actualidad que se cifran en 6 kg. por hectárea. La perspectiva es de ir disminuyendo esta cantidad. Recordar también que el cobre es peligroso para la fauna acuícola.

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